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¿PORQUÉ LAS BALLENAS NO DEBIERAN SER CAZADAS?

La caza de ballenas ha sido repudiada desde los años 70's, por naciones de todo el mundo, como resultado de un avance en el desarrollo cultural y el aporte de nuevos conocimiento científico, que han cambiado la forma en que comprendemos nuestro entorno e invitan a admirar y respetar el medio que nos sustenta.
Corresponde a una nueva actitud, de no usar más que lo que es necesario, no destruir por sólo hacer dinero y respetar la voz ausente de las futuras generaciones. Una conciencia que ha embargado incluso a los países que originalmente causaron la casi extinción de las ballenas, convirtiéndoles ahora en su mejores defensores. Las ballenas se han convertido en el símbolo de este progreso cultural. Lamentablemente, no todas las naciones han evolucionado en este sentido, siendo Japón no sólo la más reticente sino también la que más pone en peligro este desarrollo.

Son animales especiales y emblemáticos.
El primero, más importante y menos valorizado por Japón y sus aliados, es el hecho de que las ballenas simbolizan internacionalmente un cambio que necesariamente el hombre debe realizar para sustentarse en el tiempo. Simboliza la existencia de una condición con el más alto valor moral, que es el de la humanidad. Destruir las ballenas, y por mera excentricidad, equivale a retroceder lo avanzado en 30 años.

Su reproducción es demasiado lenta para resistir la caza.

Las ballenas corresponden a mamíferos, con tasas de natalidad muy bajas y tiempo generacional largo. Juntos impiden que cualquier aprovechamiento económico que incluya letalidad, pueda sostenerse en el tiempo. Otros vertebrados como los peces, con tiempos generacionales cortos y enormes tasas reproductivas, han sido colapsados por actividades comerciales que adolecen de los mismos problemas administrativos que la caza de ballenas. De hecho son los departamentos de pesquerías, quienes administran la forma de explotación económica de las ballenas. La biología de los cetáceos los hace imposibles de poder tolerar una explotación mediante la caza.
Contrariamente a la opinión de la población general, los animales tienen características propias muy diversas; no todos pueden ser cazados, no todos pueden ser domesticados como tampoco todos pueden ser externalizados de su ambiente sin dañarles en el proceso. Los cetáceos, corresponden a uno de los grupos más delicados.

La CBI ha demostrado no poder regular la caza

Las decisiones que la CBI toma, particularmente desde las últimas tres reuniones, cada vez derivan menos del conocimiento científico, y más es el dinero el que finalmente determina la distribución de los votos, provocando una creciente polarización ideológica. No es extraño que las recomendaciones del comité científico sean desconocidas por pequeños países que son "apoyados" económicamente por Japón. O que Japón y Noruega sigan cazando ballenas a pesar de la moratoria e incluso en el Santuario Ballenero Austral. Es decir, la CBI ha demostrado perder progresivamente su capacidad para regular esta actividad, pudiendo ser violada sin consecuencia alguna.

La caza no es posible de ser fiscalizada, los ilícitos son permanentes
Algunos argumentan que el sistema de manejo revisado podría regular y fiscalizar la piratería. Sin embargo, la experiencia con la pesca es más que suficiente para abrir los ojos a la realidad de lo que ocurriría si se abre la caza comercial de ballenas.

El principal interesado no es capaz de fiscalizar su propio mercado, durante la moratoria
A pesar de la moratoria y ser absolutamente ilegal según CBI, CITES y otros tratados, es posible encontrar en mercados del Japón, carne de especies de ballenas que están seriamente amenazadas. Demostrando la real incapacidad de este país, para fiscalizar su propio mercado. Independientemente de los tamaños poblacionales, en estas condiciones, no sería racional reanudar la caza comercial de ballenas.

La carne de ballena no es saludable
Desde la perspectiva del consumidor, este se enfrenta a serios riesgos de contraer enfermedades oncológicas, metabólicas y nerviosas, por los altos niveles toxinas que presentan la carne y grasa de ballenas. Japón ha intentado sacar de la agenda de la CBI, tratar este tema.

Objetivos confusos
Japón dice realizar una caza de ballenas con fines científicos, pero su carne y la de otras ballenas no declaradas, termina en restaurantes exóticos. Adicionalmente, en Marzo de 2002, Japón abiertamente habla de su interés por la caza comercial. Finalmente, por ciencia o por extravagancia, el arpón tiene la misma consecuencia. Ver Programa JARPA y JARPN II.

La ciencia seria aún desconoce cuantas ballenas existen

El método más utilizado para estimar los tamaños poblacionales de las ballenas, es el de observaciones mediante transectos con embarcaciones. La alta movilidad de las ballenas y su distribución heterogénea, atentan contra los supuestos estadísticos que validarían este método. A pesar de esto, la CBI lo utiliza intentando minimizar el error, estableciendo ciertas condiciones. Por ejemplo, el uso de la mayor cantidad posible de embarcaciones en un esfuerzo multinacional (ej. en aguas antárticas). A pesar de ello, Japón e incluso algunos científicos chilenos, exponen sus "resultados científicos" como válidos, cuando en realidad son realizados por un número insuficiente de embarcaciones, para el área geográfica que tienen que abarcar. Sus transectos no consideran las migraciones o desplazamientos longitudinales, resultando en que los mismos individuos son contados más de una vez. Adicionalmente, las observaciones aéreas se superponen a las realizadas desde las embarcaciones, aumentando aún más los duplicados. Sistemas estadísticos que no cumplen sus supuestos y métodos insuficientes, han resultado en estimaciones que sólo los interesados en la reapertura de la caza validan, motivados por una ideología utilitarista más que por un rigor científico. El comité científico de la CBI, formado por científicos de diversas nacionalidades, no ha validado los resultados de las investigaciones del Japón que indicarían una recuperación de la ballena Minke en aguas antárticas, a un tamaño poblacional estimado en 760000. Muy por el contrario, concluyen que el tamaño poblacional de las ballenas es algo desconocido, y apelan al principio de precaución (no cazar más minkes) dado que Nueva Zelanda demostró científicamente un descenso de 46% en las estimaciones con respecto al año anterior. Se requiere intensificar las investigaciones multinacionales.

Desafío a los tratados internacioales
Japón y Noruega han violado los acuerdos internacionales y cazan ballenas en flagrante desafío a la moratoria impuesta por la Comisión Ballenera Internacional y las recomendaciones del Comité Científicpo.
Pese a que en la discusión, sobretodo mediante los países del Caribe, se enuncia reiteradamente el concepto de "sustentabilidad", ciertamente irrespetar las posiciones ddemocráticamente alcanzadas, no es el mejor ejemplo de racionalidad comercial.
La presunta "caza científica", presentada erróneamente por la prensa y sitios WEB desinformados, y científicos interesados más en la caza comercial que en el rigor científico, es absolutamente ILEGAL. No ha sido validada por la CBI. Por el contrario, la CBI ha entregado año tras año, resoluciones que solicitan a Japón, detener su programa JARPA y JARPN II y utilizar otros medio existentes y no letales, para obtener la misma información científica.
La caza de ballenas del programa JARPA y JARPN II del Japón, ha violado la moratoria de caza desde 1988 (al igual que Noruega), y todos los años viola el acuerdo del Santuario Ballenero Austral. Incluso se auto designa cuantos individuos y de qué especies va a cazar.
En total, desde que inició su "programa científico" en 1988, ha matado más de 6.200 ballenas
A pesar de la moratoria, Japón, Noruega e Islandia, cazan cerca de 1500 ballenas cada año, principalmente ballenas Minke, Balaenoptera acutorostrata, ballenas de Bryde, Balaenoptera edeni, y cachalotes Physeter macrocephalus.

Denigra la actividad científica.
Los mismos interesados en la caza ballenera, abultan los números de los tamaños poblacionales de ballenas, para superar el argumento de su precaria situación. Contrario a la propaganda que circula en la prensa, avalada incluso por algunos científicos locales, las ballenas Minkes no han recuperado su tamaño poblacional. Por el contrario, el comité científico de la CBI, se encuentra muy preocupado por su disminución (como declara en la resolución #2000-4) y se reitera en el 2001.

Falta de transparencia y control.

Japón no permite observadores independientes durante sus operaciones de cacería, como también se ha opuesto sistemáticamente a cualquier elemento de control a esta actividad (observadores, control genético, entre otros). Incluso ha intentado eliminar de la agenda de la CBI, a las actividades no letales de explotación económica como el turismo de observación de cetáceos.

Corrupción y modelos estadísticos basados en datos falsos.
Los datos que han sido utilizados para construir los modelos matemáticos que pretenden utilizar para regular la caza de ballenas, provienen de un origen más que discutible. Incluyendo reportes falsos como ha reconocido la Federación Rusa y recientemente (Mayo 2002) ha sido publicado por el Sr. Isao Kondo, en su libro "Auge y Caída de la caza de ballenas en costas del Japón". El Dr. Toshio Kasuya, presentó un informe basado en los datos de este libro, a la 54ª sesión del Comité Científico de la CBI. En este, se denuncian prácticas habituales por parte de los balleneros japoneses, en declarar hasta dos veces menos animales que los realmente cazados, incluyendo ballenas juveniles, falsear reportes y documentos relacionados. Luego, los datos reportados por la caza comercial del Japón, no son confiables.